¿Seres humanos o máquinas dispensadoras de billetes?

Esta es una realidad dura, pero lastimosamente tenemos que aceptarla: el deporte, incluyendo al fútbol, desde unos años hasta acá, se ha convertido en un negocio. Pero no un negocio de centavos. El deporte genera cantidades alucinantes de dinero que muchas veces no caben en las calculadoras, y mucho menos en las cabezas de las personas. Sueldos, transferencias, publicidad, etcétera , son factores que hacen parte del deporte hoy en día, y que muchas veces, son prioritarios para los deportistas, por encima de lo que pase concretamente con ellos a la hora de practicar realmente la disciplina a la cual se dedican.


Sin embargo, el fútbol es un caso especial. En este deporte existen una cantidad de figuras y denominaciones que en las otras disciplinas no tienen lugar, y que al igual que en el fútbol, no son realmente necesarias. El pase, los derechos deportivos, los derechos federativos, los derechos de publicidad, el representante, el dueño del pase, el representante de esto, el apoderado de lo otro, el encargado de lo de más allá...todo esas son palabras que son comunes en el fútbol actual, y que han terminado por convertirlo en un verdadero mercado, donde la mercancía sube y baja de precio, y donde el dinero ha comenzado a primar sobre la pelota. Un futbolista hoy vale un dineral, y mañana, después de una lesión o una mala temporada, pasa a valer menos que sus guayos. ¿Se acuerdan de un tal Ronaldinho, que hace dos años valía lo que pesa en oro y hace un mes lo compró el AC Milan en 25 millones de Euros, osea lo que vale un jugador más o menos bueno en Europa?, o ¿se acuerdan de un tal Deco, la gran estrella del Porto campeón de Europa en 2004 y que ahora compró el Chelsea por un precio "irrisorio", 10 millones de Euros? ¿O que tal hablar de Cristiano Ronaldo y Kaká, cuyos pases valen, según sus equipos, 100 y 130 millones de Euros, respectivamente; o de Lionel Messi, cuya clausula de contrato dice que si un equipo lo quiere debe desembolsar más de 150 millones De Euros, y que dentro de dos o tres años (ojala no sea así, por el bien del fútbol y de ellos) puede que sean también jugadores "normalitos y baraticos"?



Ahora bien, en esta danza de billetes, la "mercancía" es la menos beneficiada. Los futbolistas, sobre todo cuando no se han forjado un nombre en el fútbol, y más en nuestro medio, tienen que ir de un lado para el otro, donde sus apoderados les indiquen, tienen que romperse el lomo todos los días para "valorizarse", y, cuando son transferidos a cualquier rincón del mundo, terminan quedándose con la parte mas pequeña de la torta, a pesar de que son ellos los que armaron la fiesta. Entre todos los empresarios, dueños, gerentes y apoderados que tiene un futbolista es entre los que se reparte el premio mayor. Es esta la razón por la cual el mismo presidente de la FIFA, Joseph Blatter, denominó a los futbolistas como los "esclavos modernos".


Creo que el fútbol estaría mejor si hubiesen menos intereses de por medio, y sin tantas "figuritas" que hace 20 0 30 años no existían, y que de hecho no hacían falta, y que hoy tampoco la hacen. Todas esas cosas son distractores para los futbolistas a la hora de realizar bien su profesión, perjudican al espectáculo y al espectador, y lo que es peor de todo, dejan por el piso cualquier tipo de dignidad del futbolista, que ante todo es una persona, y que termina apreciándose no como tal, es decir, como un ser humano, sino como una maquinita que se dedica a producir billetes con los pies.

Comentarios

Jairo Alberto ha dicho que…
Hola joven Luis M.

No puedes olvidar que en el sistema capitalista en el sentido estricto no hay libertad en términos de oficio, estás OBLIGADO a vender tu mano de obra -calificada o no- según el producto que este en venta.

Eso pasa con los futbolistas. Ellos son la mercancia y como tal se cambia, vende o cede, segun los intereses de quienes detenten ese poder...

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