Kaká: ¿decadencia definitiva?


El recuerdo sigue vivo en la mente de muchos. Eran los últimos días de abril de 2007 cuando un soberbio Ricardo Izecson Dos Santos Leite vivía los mejores momentos de su carrera deportiva. En esas fechas, Kaká dejó sin dudas a los que aún eran escépticos acerca de si era o no el mejor del mundo. Su equipo de ese entonces, el A.C Milan, disputaba las semifinales de la UEFA Champions League contra el Manchester United. Y sería esa serie la que lo consagraría. Kaká hizo de todo en esos dos partidos que terminaron con un marcador global de 5-3 a favor de los italianos. Al final, los dirigidos por Ancelotti terminarían consagrándose en la gran final europea contra el Liverpool, ganándole 2 a 1, de la mano de Kaká y de Filippo Inzaghi.

A cuatro años de aquel título, la vida del brasileño ha dado un vuelco entero. En 2009 dejaría Milan, ciudad donde era ídolo, para convertirse en el segundo fichaje más caro de la historia del Real Madrid (porque pocos días después llegaría Cristiano Ronaldo, que rompería todas las marcas en cuanto a compras se refiere). Acogido por casi cuarenta mil personas en el Santiago Bernabéu, los hinchas blancos soñaban con una dupla letal entre Ricardo y Cristiano que los llevaría de nuevo a la cúspide del fútbol mundial. Pero las cosas nunca sucedieron así.

Al principio, fue la adaptación. Luego, las lesiones. Renglón seguido, el fracaso en el Mundial. Para acabar de ajustar, una nueva lesión que lo aleja seis meses de las canchas y lo deja sin pretemporada. El resultado: casi dos años vestido de blanco en los que Kaká ha sido un fantasma de aquel chico prodigio que fue convocado al mundial 2002 con menos de 20 años, cuando era figura del Sao Paulo; una sombra del futbolista que asombró de nuevo a todos cuando llevó al Milan a ganar el campeonato del mundo en 2007 pasando por encima del Boca Juniors.

¿Qué pasa con Kaká? Nos preguntamos todos. Y la respuesta es supremamente complicada. Porque Ricardo no es el primero ni será el último de los cracks brasileños que llegaron a la cumbre del fútbol y de repente cayeron de aquellas alturas para convertirse en jugadores sin ninguna incidencia en sus equipos. Los ejemplos sobran: Rivaldo, Ronaldinho, Adriano. Pero el caso de Kaká es distinto. Porque el oriundo de Brasilia no tocó fondo por su indisciplina, por sus constantes fiestas, por sus faltas a los entrenamientos, por su exceso de peso…nada de eso. El número 8 madridista es un profesional intachable, al que no se le puede achacar ninguna conducta antideportiva en sus casi 11 años de carrera. Y sin embargo, pareciera que la magia que desparramaba por los campos del mundo hace menos de un lustro parece haber desaparecido.

Esa situación inexplicable hace aún menos comprensible el caso de Kaká. Y hace aún más complicado pretender augurar algo para el futuro del brasileño. Porque no es indispensable en el proyecto de su actual técnico José Mourinho, en parte gracias a la buena temporada que ha jugado Mezut Özil –que no ha mostrado esa necesidad de “adaptación” que sí requirió Kaká-. Porque el presidente Florentino Pérez parece haber perdido la esperanza de ver plasmada su gran inversión en el gramado del Bernabéu. Y porque los hinchas blancos no sólo perdieron la esperanza sino la paciencia.

La pregunta entonces es ¿volverá Kaká a ser el de antes? La respuesta es incierta. Todos los hinchas del fútbol esperamos que sea así. Pero todo dependerá de lo que pase a partir de junio, porque la camiseta que porte la próxima temporada será decisiva en su juego. Si se queda en el Madrid –bastante improbable- tendrá que hacer demasiado para convencer a Mourinho de que merece jugar. Además, la presión sobre él será demasiada. Si vuelve al Milan, será recibido con los brazos abiertos, pero la paciencia de los hinchas sólo durará seis meses, la misma que tuvieron con Shevchenko –el otro gran ídolo rossonero de la década pasada que entró en un bache del que nunca pudo salir cuando dejó San Siro- cuando volvió prestado por el Chelsea. Y si se va al equipo de Londres, tendrá toda la confianza del técnico Ancelotti –si es que sigue- pero se verá obligado a sumirse en un nuevo “proceso de adaptación”, lo cual abre el campo para la incertidumbre. Y si volviera a Brasil –lo cual es bastante improbable por el sueldo astronómico que cobra- tendría todo el apoyo de los hinchas y directivas, pero estaría enterrando a sus 29 años cualquier posibilidad de volver a estar en la vanguardia del fútbol mundial. Por todo eso y mucho más, la situación de Kaká no es nada menos que incierta. Y en este caso, serán el tiempo y el fútbol los que decidan si nos devuelven al crack que todos añoramos, o si por el contrario, será uno más de los futbolistas que cayeron en el sótano del olvido tan rápido como llegaron a la cumbre de los genios.



Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Lucho, GRAN SALUDO

Ese kaka es un mostro viejo espere pa que vea. va a volver con todo.

Lucho muy buena la posicion de las fotos, nunca lo vi jugar en Sao Pablo lo que se es que en el Milan y en Brasil ha jugado mucho futbol.

Muchas gracias Luismi un abrazo.

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