La Federación, maestra en improvisación




Lo que hasta el martes 16 de septiembre a las 9 de la mañana parecía como lo más improbable, a juzgar por las declaraciones previas dadas por los directivos, a las 12 del día se convirtió en una realidad. Jorge Luis Pinto dejó de ser el Director Técnico de la Selección Colombiana de fútbol, en otra demostración de la falta de manejo que le dan los directivos de la Federación a los problemas de funcionamiento del equipo dentro y fuera de la cancha, a los cuales ya deberían estar acostumbrados, y que ya deberían haber aprendido a manejar de una mejor forma.


El tema aquí no pasa por si Pinto es (o era) el indicado para manejar la Selección. Para todos está claro que el Director Técnico venía con problemas de funcionamiento y de manejo del grupo, y que muchos no estábamos contentos con la actitud y la forma de jugar de la Selección Nacional. El tema pasa porque los directivos siguen poniéndole pañitos de agua tibia a los problemas, siguen creyendo que cambiando cada dos años a la persona que se sienta en el banco de la Selección le están demostrando al pueblo colombiano que ellos sí están actuando ante los problemas, y que éstos se solucionaran quitando de en medio a la persona que ellos mismos han colocado allí.


El cambio de técnico no era la solución para el problema de la Selección. No porque fuera Pinto, o cualquier otra persona, porque el asunto no se trata de nombres, se trata del hecho mismo de cambiar al técnico cada vez que se presenta una dificultad, las cuales curiosamente nunca terminan dejando sin puesto a ningún directivo de la Federación. El momento del cambio es inoportuno, falta menos de un mes para dos de los partidos más difíciles que enfrentará Colombia en todo lo que resta de las eliminatorias, y de aquí a esos partidos será poco lo que podrá cambiarse en el equipo, a no ser por la actitud de algunos jugadores y su compromiso con el país entero.


El otro problema del cambio de cuerpo técnico es el sucesor. Aquí radica otro, o quizá el mayor error a la hora de cambiar a Pinto, porque el nombramiento de Eduardo Lara, no es más que, como se dijo arriba, un paño de agua tibia, o dicho de una mejor manera, una improvisación de los directivos. Las razones de lo inconveniente de este nombramiento son, en primer lugar, que Lara muchas veces ha dejado en claro que lo suyo son la divisiones inferiores, y que puede darse el mismo caso de Reinaldo Rueda, que fue ascendido de las categorías inferiores a la Selección de mayores, y terminó "quemándose", fuera del Mundial, y duramente criticado por toda la prensa y la hinchada nacional. Además, el truco de los directivos, para ellos salir siempre en limpio, es que, si a Lara le va bien en estos dos partidos, lo dejarán en el puesto argumentando que "es la persona ideal para manejar a la Selección" (como de hecho dijeron del recién despedido Pinto en enero de 2007 cuando fue nombrado Director Técnico), y si le va mal, dirán que "estaba provisionalmente en el puesto y continuará trabajando en las divisiones menores", -lo cual es lo mismo que haber esperado para echar a Pinto en octubre, después de una mejor valoración, en un momento más oportuno, porque le daría al nuevo técnico más tiempo para preparar los partidos posteriores-, y traerán a cualquier otro estratega, que si no clasifica al Mundial, perderá su puesto en diciembre de 2009, y si lo hace, igual lo hará en julio de 2010.


Para terminar, una pequeña mención a nuestra falta de criterio con respecto a los jugadores que deben ser llamados a la Selección. Ahora resulta que los "salvadores" del equipo son los mismo que hace año y un poco más, después de la Copa América, es decir, eran unos bandidos, unos apátridas que dejaron a la Selección eliminada y que "ya habían cumplido su ciclo". Ahora son esos jugadores los que pide el clamor popular que sean llamados a nuestra Selección, cuando a Pinto después de ese papelón en Venezuela se le pidió que renovara la Selección y que usara a las jóvenes promesas, y que prescindiera de todos aquellos que hoy se le implora a Lara que vuelva a tener en cuenta. Si seguimos siendo acomodados con nuestros criterios, y si seguimos cambiando de pensamiento, como quien se cambia de camisa, no podemos aspirar a que nuestra Selección funcione de manera correcta. Decidámonos, porque no podemos pedir hoy a Iván Ramiro Córdoba para que vuelva a ser el líder del que carecemos, si mañana cuando juegue un partido malo lo vamos a satanizar porque solo piensa en "el gremio". Pidamos a los jugadores que estén bien, que rindan en la Selección, pero no los pidamos porque son jóvenes "con hambre", porque mañana los tildaremos de inexperimentados; ni los pidamos por veteranos y líderes, porque mañana los tacharemos de acomodados, faltos de hambre y de amor por la camiseta. Que juegue el que esté bien, que rinda, que tenga carácter y no se "derrita" ante las adversidades dentro y fuera de la cancha. Y punto.


Por el bien de la Selección, apoyemos al profesor Lara, al cual no le quedó más remedio que tomar las riendas de un problema generado por otros, y esperemos que por el bien de la Selección; los directivos, los jugadores y los fanáticos tiremos para el mismo lado, con miras a que el Mundial de Sudáfrica no se desvanezca en el horizonte tan rápido como lo hizo el contrato de Pinto.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Excelente columna. Esperemos que esta 'improvisación' dé algún buen resultado para no quemar a Lara.
Zuleta.
Santiago Rz ha dicho que…
Estoy de acuerdo con lo que dice LuisM, muy acertados tus comentaris, pero me parece que deberiamos tomar mas en cuenta que los jugadores que mas rinden, supuestamente, son los mas jovenes y con hambre de juego, por lo cual creo que sería acertado convocar uno que otro veterano, para que aporte un poco de seguridad y de mentalidad a los jugadores jovenes, que ante la adversidad terminan callendo
Anónimo ha dicho que…
aaa que pesar de pinto

att: el gitano del sabor

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