La falacia del ranking FIFA
Somos
novenos del mundo. Saquen los bombos, las banderas, los pitos. Celebremos que
somos mejores que Brasil, que sólo hay siete selecciones entre nosotros y
España. Alegrémonos porque seguramente si Messi no jugara en Argentina seríamos
la mejor selección de Suramérica.
La anterior
podría ser una celebración bastante a la colombiana de la noticia que se hizo
pública esta semana: la selección colombiana de fútbol ocupa el noveno lugar
del ranking mensual de la FIFA. El problema es que después de pensarlo mucho todavía
no he podido entender qué significa ese ranking ni para qué sirve. De hecho, me
la paso preguntándome por qué tenemos que hacer un “Top (introduzca aquí el número)”
para todo lo que se nos pone por delante. Simplemente pienso que no todo en la
vida tiene que ser medido, a menos de que exista una razón útil para hacerlo.
Dice
la Real Academia de la Lengua que una falacia es un “fraude con que se intenta dañar
a alguien”. Para mí, eso es el ranking FIFA. Una mentira con la que se pretende
hacer creer a unos que son mejores que otros, cuando en el fútbol está más que
claro que la calidad se demuestra en la cancha.
El ranking
FIFA es el resultado de una compleja y para mi gusto arbitraria ecuación matemática
que tiene en cuenta los últimos partidos de cada selección, dándole valor
numérico a los rivales enfrentados y a la importancia del partido disputado. El resultado de esto es una cifra estratosférica
que va perdiendo valor a lo largo del tiempo, hasta que 4 años después deja de
ser tenida en cuenta por completo. El resultado final es que Colombia termina
siendo mejor que Brasil, castigado porque en 3 años no disputará partidos
importantes; y Suiza, una selección que no está ni entre las mejores de su
continente, es dizque la decimoquinta del mundo.
A lo
que voy con todo esto es que pienso que la publicación del ranking FIFA es tan absurda
como inútil. ¿De qué le sirve a un país aparecer en una medición cuyo único fin
es que aparezca el logo de Coca Cola cada vez que se da a conocer al público? Desde
siempre el fútbol optó porque el debate sobre quiénes son los mejores se lleve
a cabo en un rectángulo verde con ciertos visos blancos. Lo que salga de ahí es
cháchara. O simplemente ocasión de ganar dinero –quizá si Coca Cola nos pagara
nosotros también seríamos capaces de inventarnos rankings-.
Vuelvo
a la definición de la RAE: “fraude con que se intenta dañar a alguien”. No sé
si Sepp Blatter y compañía estén enterados, pero los colombianos somos
excesivamente triunfalistas. No sé si sean conscientes, pero cuando alguien le
dice a un colombiano que es bueno éste interpreta inmediatamente que es mejor
que los demás. Por eso pienso que la falacia del ranking FIFA es una manera de
hacernos daño. Más cuando los dos próximos partidos son contra los coleros de
la eliminatoria, o sea, el momento perfecto para que la selección borre todo lo
bueno que hizo contra los realmente buenos.
La tarea que se le viene a José Pekerman es inconmensurable. Ya demostró que puede hacer jugar bien a la selección. Ahora lo que le toca es trabajar la cabeza de los jugadores para que entiendan que no somos la novena selección del mundo. Somos un equipo que lleva doce años ausente del mundial y que hasta hace dos partidos estaba eliminado del próximo. Argumentos suficientes para entender que no le hemos ganado a nadie, y que si no derrotamos a Paraguay y Bolivia, el ranking FIFA se convertirá en otra ocasión de descubrir los malos ganadores que podemos llegar a ser.
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