Los triunfos de Pekerman


Escribir de la selección en estos momentos es tarea ardua, porque dedicarle unas letras el equipo de José Néstor Pekerman sin subirse al bus de la victoria es supremamente difícil. Hoy no hay que ser un genio para decir que el técnico argentino dejó sin piso todos los argumentos en su contra: 6 puntos y 7 goles a favor contra los dos equipos que eran punteros de la eliminatoria son cifras tan contundentes como las del desempleo.

Colombia ganó dos partidos contra rivales directos. Subió del sexto al segundo puesto. Ganando los cinco partidos que le quedan de local entrará holgadamente al Mundial. Todo esto suena bastante halagüeño. Pero los méritos de Pekerman no se reducen a estos  números.

La lista de cosas buenas que ha hecho José Néstor desde que asumió el mando de la selección es larga. Hoy quiero centrarme en dos, que para mí son fundamentales.

Primero: le está ganando por goleada el partido a la prensa. Pocas veces como hasta ahora los periodistas colombianos han lanzado críticas tan fuertes sobre un entrenador nacional. El último mes ha sido fiel reflejo de ello: desde la elección de Barranquilla como sede (“nosotros también nos derretimos”, decíamos),  pasando por cambiar la fecha FIFA por una concentración en Madrid, hasta la no convocatoria de Giovanni Hernández y la “locura” de jugar con sólo dos volantes de marca, lo cual nos iba a quitar el “equilibrio” –ese eufemismo que le sirve a los periodistas deportivos para rellenar todos sus comentarios-, todo, absolutamente todo se le ha criticado a Pekerman.

Obviamente, el tema no es futbolístico. El tema de la prensa y Pekerman radica precisamente en la razón por la cual don José está goleando: se acabaron las roscas. Los periodistas llamados “cacaos” dejaron de recibir trato preferencial. Pekerman quizá sea poco generoso en palabras, pero lo que está claro es que lo que diga lo va a decir para todos. Nada de exclusivas, nada de llamadas personales a los periodistas. Aquí ya no hay chivas ni frases chabacanas. Acá se dice lo que toca decir. Punto. Gústele al que le guste.

Segundo: Pekerman ha dejado claro que no le tiene miedo a tomar decisiones incómodas. Eso me quedó claro el martes a las 3 y 30 de la tarde, cuando la televisión afirmó que Mario Alberto Yepes, capitán y símbolo del equipo, abandonaba el campo de juego para dar paso a un jugador de ataque. En ese momento entendí que estábamos ante un entrenador que no especula y que no se deja llevar por el temor al error. Ese cambio podría haber significado la debacle colombiana, porque era casi suicida jugar en Chile con un solo volante de marca. 45 minutos después, el resultado decía que Colombia había marcado tres goles y Chile sólo había pateado una vez al arco en el segundo tiempo.

Don José no es timorato. Está muy viejo para eso. Y sobre todo, sabe mucho para eso.

He ahí que tenemos otro paradigma que se rompe: José, a diferencia de Hernán Darío, Jorge Luis y Eduardo, entiende que no se defiende mejor con más gente atrás, sino con más posesión de balón. Mientras más ataque yo, menos me atacarán a mí. Parece simple decirlo, pero en Colombia parece que no lo entendíamos. Una cátedra de fútbol gratis de cuenta de José Pekerman, que parece decidido a matar o morir en esa pretensión suya de sentarse en los cómodos banquillos que pondrá Brasil en sus estadios para el verano de 2014.

Que no estamos clasificados para el Mundial está clarísimo. Que falta mucho por recorrer también. Pero pase lo que pase de acá a octubre de 2013, cuando salgamos a jugar el último encuentro en Asunción, sé que el día antes de cada partido de la Selección dormiré más tranquilo que nunca, porque al frente está don José: el entrenador que no vive de la prensa, el entrenador que vive del fútbol.

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