Los próximos cien años (Versión Futbolística) Parte II




América

La situación del fútbol latino es y seguirá siendo absolutamente particular: sus clubes están a años luz de la organización y la estructura de los europeos, pero es al mismo tiempo el mayor productor de talentos que existe en el mundo entero. A la inmensa cantidad de jugadores brasileños y argentinos registrados en las filas de casi todos los equipos del orbe se han ido sumando paulatinamente futbolistas de Paraguay, Uruguay, Chile, México, Ecuador y Colombia, quienes de a poco se han ido haciendo un nombre entre los técnicos y los veedores europeos. De hecho, si se miran las listas de cada una de estas selecciones para la próxima disputa de la copa América, se podrá ver que la gran mayoría de los jugadores que estarán en el certamen juegan en ligas europeas, algo impensable hace 10 ó 15 años.

Pero junto con este derroche de talento, tenemos que en su inmensa mayoría los clubes cuentan con una desorganización tremenda en su estructura administrativa, lo que muchas veces ha derivado en serios problemas financieros. En no pocos casos, la única carta de salvación pasa por los juveniles, quienes están siendo vendidos a edades tempranas a precios astronómicos, muchas veces sin haber madurado lo suficiente personal y futbolísticamente, todo con el fin de sanear las maltrechas arcas de los clubes que se han visto afectados por malas administraciones. El resultado es que muchos de esos talentos ven sus carreras truncadas por haber adelantado demasiado su proceso de formación, y terminan convirtiéndose en decepciones cuando se esperaba de ellos que conformaran la nueva élite mundial. Casos como el del ghanés Dominic Adiyiah, goleador del último mundial sub 20, quien fuera comprado por el AC Milan con todos los bombos y platillos, y que hoy en día es suplente de un equipo de la Serie B; o el del argentino Fernando Gago, quien con apenas 20 abriles prometía ser el nuevo Fernando Redondo, promesa que esperanzó a una directiva del Real Madrid que no dudó en pagar 20 millones por él y que hoy busca desesperadamente la manera de deshacerse de este jugador cuyo rendimiento ha rayado con lo paupérrimo durante los últimos cuatro años.

En ese orden de ideas, lo que veremos durante los próximos cien años será una creciente producción masiva de talentos latinoamericanos que cruzarán el Atlántico cada vez más jóvenes con el afán de conquistar Europa, pero quienes descubrirán que este deporte se mueve por un depredador sistema darwinista en el que sólo el más fuerte puede mantenerse, y en el que el afán de lucro cada vez más evidente hará que el futbolista deje de ser tenido en cuenta cuando su rendimiento no dé resultados a corto plazo y por lo tanto las arcas de los equipos y la paciencia de los aficionados comiencen a clamar por la llegada de un nuevo elemento que traiga las tan esperadas victorias –para los hinchas- y con ellas, a Don Dinero –para los directivos-.

Por el lado de los equipos, hay dos elementos a tener en cuenta: quién ganará los títulos y si los llamados grandes podrán llegar a descender. El fútbol de este lado del mundo tiene la particularidad de ser sumamente cambiante, en el que cualquiera puede ganar en cualquier momento. No en vano durante la última década la Copa Libertadores fue ganada por equipos brasileños, argentinos, paraguayos, colombianos y ecuatorianos. Cinco países distintos en un torneo en el que participan once. Nada que ver con la Champions League, que la disputan equipos de más de 15 países y sólo la ganan los españoles, ingleses e italianos –y de vez en cuando algún alemán, como para ser la necesaria excepción de la regla-. Si tomamos esa tendencia, tendremos que decir que nuestro fútbol es más inconstante que ningún otro, y sin duda alguna lo seguirá siendo. La hegemonía de Boca durante el comienzo de la década pasada será replicada por alguno de los grandes y también surgirán los chicos –como Once Caldas o Sao Caetano- que se envalentonarán y lograrán disputar las instancias definitivas una que otra vez. Esos mismos vaivenes que hacen hermoso y emocionante nuestro fútbol son los que nos impiden predecir con elementos ciertos cómo puede ser el desarrollo del balompié durante el próximo siglo.

En cambio, por el lado de los descensos sí que tenemos elementos reales que nos permiten vislumbrar un poco en lontananza. Vasco de Gama, Palmeiras y Corinthians, tres grandes del fútbol brasileño, ya probaron la hiel de disputar la categoría de ascenso. River Plate y América de Cali, que hace quince años pelearon por la corona del continente, hoy sólo luchan por no caer en la llamada promoción, el sistema inventado para impedir a toda costa que los equipos tradicionales caigan en esa desgracia que se llama segunda división. Sin embargo, es inevitable. Estos y otros equipos tendrán que pasar por ese purgatorio al que los llevarán los muchos años de malos manejos. Se han dado cuenta demasiado tarde de que estaban haciendo las cosas mal, y que cambiar a un técnico no es la solución a los problemas de toda una institución: la suerte está echada y durante los próximos cien años veremos a muchos de los llamados grandes teniendo que rebajar sus ínfulas acostumbradas a disputar finales en canchas con pantallas gigantes para tener que buscar la redención en potreros que de un día para otro se convirtieron en estadios de fútbol.

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En el fútbol nada está dicho” es una de las sabias frases que se han acuñado durante las últimas décadas, y que para efectos de esta columna sigue teniendo toda validez. El llamado “deporte más hermoso del mundo” por Luis Omar Tapia lo es en gran parte por su rebeldía incólume que se opone a toda costa a la posibilidad a ser predicho a ciencia cierta. Es por eso que, una vez más, espero que este inocente juego de adivinar el futuro futbolístico sólo logre su único cometido: generar un sano debate sobre lo que viene, sin el ánimo que tienen muchos de dárselas de horóscopos andantes.

Comentarios

Jairo Alberto ha dicho que…
Hola joven Luis Miguel.

Luego de leer tu comentario historicista sobre lo que podría ser en cuestiones de futbol.
Me asalta la duda de que tanto de validez puede tener el jugar con las tendencias. Te lo digo por que las tendencias no pasan de ser datos eclécticamente manejados pues permiten lo que los GRANDES sofistas definieron como las antilogias y en ese orden podrían validar lo que el "investigador" quisiera demostrar.
Prueba de eso es que la tendencia apuntaba a que tu equipo ganara la primer confrontación contra la Equidad y la realidad mostró otra cosa.
De facto la tendencia no definio nada ni definirá nada, más aun si se trata de futbol en donde son 25 personas inmersas con un solo objetivo -aún los arbitros- y en todos ellos al final primara la condición humana - y esta será individual- por lo tanto en ese orden de ideas se cumplirá lo planteado por Protágoras en el sentido de que:"el hombre es la medida de todas las cosas:para las que son medida de su ser; para las que no son medida de su ser"
UN ABRAZO.

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