Reflexiones en perspectiva

Recibir de un extranjero un calificativo positivo siempre es grato para la autoestima, porque pensamos que viene de una fuente imparcial y objetiva que nos alaba sin esperar nada a cambio, y que por eso su opinión tiene mucha validez. Desde todo punto de vista, una reacción normal. El problema, como siempre que se recibe un halago, es quedarse en la mera autocomplacencia.

“Colombia: la faccia pulita”. Así describió durante gran parte del campeonato del Mundo la prensa italiana a la selección nacional. Seguramente desde otros puntos de la tierra se habrán utilizado diversos adjetivos, pero prefiero quedarme con éste por su expresividad y porque fue el que estuve escuchando durante un mes entero. 

La cara amable: así nos vieron. Llevábamos dieciséis años, una vida entera, sin jugar la Copa del Mundo. Por eso era normal que nadie nos tuviera presentes ni esperara nada de nosotros. En ese sentido, es claro que Colombia puede calificarse como la Cenicienta del torneo. Un equipo que viene de abajo y que sorprende gratamente a todos los presentes.

Hasta aquí no hemos dicho nada nuevo. Ahora bien, el tema es que el Mundial es pasado, pero puede condicionar muchísimo el futuro del fútbol colombiano. Básicamente, porque la coyuntura actual exige tomar una decisión sobre qué camino tomar: quedarse en la complacencia que provocan los elogios ajenos o aprovechar el impulso recibido para dar el gran salto adelante y darle un vuelco al devenir de la historia. 

Es normal que en todos los mundiales haya siempre un equipo sorpresa. Croacia en 1998, Corea y Turquía en 2002, Ucrania en 2006, Uruguay en 2010. El precedente es interesante, porque refleja una realidad: ninguno de estos equipos hizo un mundial bueno –algunos ni siquiera clasificaron- cuatro años después.

Obviamente, para llegar lejos en este torneo hay que tener a favor muchos factores: un sorteo benévolo, pocas lesiones, momentos de suerte…situaciones todas, que si no se conjugan en el campeonato siguiente, derivan en una prematura eliminación. Pero la postura que se toma después del éxito también es un condicionante importante.

Nadie niega, porque es imposible hacerlo, que Colombia hizo un gran Mundial. Lo demuestran los resultados y lo están demostrando ahora los diferentes traspasos en que se han ido viendo inmersos nuestros futbolistas. El tema pasa por preguntarnos sobre qué queremos ahora, porque en cualquier momento el reloj puede dar las doce, y el cuento de hadas puede esfumarse tan rápido como el de Cenicienta.

Los elementos están dados para que este equipo siga haciendo historia. Durante dieciséis años perdimos el rumbo, y no nos podemos permitir hacerlo de nuevo cuando tenemos el camino tan claro.

La incertidumbre que se ha generado alrededor de la renovación de Pékerman tiene que dejarnos una lección clara: el genio no nos va a durar toda la vida, y en cualquier momento se puede romper el hechizo. Lo lógico, y lo que todos esperamos, es que José esté por lo menos cuatro años más al frente del equipo. Pero si no ocurriera así, hay que mantenerlo, como sea, cercano a la Selección. No hay que olvidar que estamos hablando de un tricampeón del mundo en divisiones juveniles. He ahí el filón a explotar para dar verdaderamente un salto de calidad. Y con la manera como ha ido llevando a jugadores como Balanta y Arias, es claro que no hay nadie como Pékerman para construir un proceso a largo plazo.

Por eso, si por estrés o cansancio José Néstor decide dar un paso al costado, de todas formas hay que mantenerlo cerca. Ponerlo de mánager, director deportivo, asesor presidencial, lo que sea que haga falta para seguir aprovechando a un hombre que puede dejar una huella aún más profunda en nuestro fútbol.

El Mundial ha dejado eso, y mucho más. La lección más clara, en resumidas cuentas, sería ésta: la Copa del Mundo hay que jugarla siempre. No podemos permitirnos otros dieciséis años de paréntesis en nuestras vidas. Está bien ser la “faccia pulita” y todo lo que quieran, pero ahora hay que dar un salto adelante y convertir en historia épica el cuento de hadas.

Comentarios

Daniel Afanador ha dicho que…
Pero tan importante como la decisión que la Federación tiene en este momento es plantearnos un objetivo desde ya: queremos solo pasar al mundoal? Tener una participación tan buena como esta o superar lo que ya conseguimos.

Buen post. Lástima que no escriba tan seguido. Ojalá como dijo en Facebook lo reviva pero del todo!

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