Messi es mejor que Maradona

Tiene 24 años. Ha ganado tres Champions, cinco ligas españolas, ha jugado dos Mundiales. Solo por decir algunos de sus logros, que de enumerarlos todos nos saldría una lista larguísima. No hay que pensar demasiado para decir que es el mejor futbolista del mundo en este momento, y quizá uno de los más geniales que ha dado la historia de este deporte. Ahora bien, algunos –sobre todo los argentinos maradonianos recalcitrantes- insisten en decir que Diego es mejor, basados en un único argumento, porque todos los demás se han ido cayendo por su propio peso: el Mundial del 86. Que Diego lo ganó solo, que lo que hizo fue inigualable, que hasta que Messi no haga algo parecido seguirá siendo la sombra del Pelusa. Está bien, estoy de acuerdo: los grandes siempre se han consagrado en los mundiales. Pelé, Beckenbauer, el mismo Maradona. Pero creo que decir que Messi no está a la altura de Diego solo por ese mes del verano del 86 es injusto y un poco obtuso.

Hay gente que olvida que Argentina llegó a la final en parte gracias a que Maradona hizo trampa. Si el diez argentino hubiera sabido guardar la mano como indican las reglas del fútbol, ese partido habría quedado 1 a 1 y quizá la historia habría sido muy distinta. Ojo: no afirmo que lo hecho por el Pelusa en ese torneo no sea admirable –excepto la mano, quiero decir-, pero si hubiera jugado limpio podría no haber ganado ese Mundial, y el único argumento decente para decir que es mejor que Messi simplemente no habría sido.

Con 24 años, Diego estaba lejos de conseguir lo que Messi tiene en su palmarés. A esa edad, el oriundo de Lanús apenas contaba un Metropolitano con Boca y dos títulos con el Barcelona. Mucho menos de lo que gana Lio cada año. Messi es el segundo máximo goleador de la historia del equipo Blaugrana, y está a apenas treinta partidos de alcanzar a Maradona en presencias con la selección Argentina, con por lo menos diez años más de carrera por delante.

En los años que llevo viviendo el fútbol, nunca había existido un jugador tan dominante. Solo Ronaldo –el de verdad, el brasileño- y Zinedine Zidane fueron capaces de ser tan determinantes para el equipo en el cual jugaban. Y es que algunos le quitan mérito a lo hecho por Messi por el simple hecho de que juega en el mejor Barcelona de la historia, porque en la selección nunca juega igual. (Ningún futbolista del mundo puede jugar bien cuando sus mediocampistas son Javier Mascherano y Ever Banega. No le pidamos peras al olmo, por el amor de Dios). Nada que hacer: los genios se llaman. Lio no tiene la culpa de que el destino haya querido ponerle a Xavi y a Iniesta al lado. Porque no nos digamos mentiras: el Barca son ellos tres. Los demás son grandes jugadores, pero este triunvirato es el que hace la diferencia. Sin ellos el Barca sería un gran equipo, pero no sería el dueño indiscutible del mundo. Y Maradona nunca fue capaz de llevar a sus clubes a la cima de la manera que lo ha hecho Messi.

Eso en cuanto a lo futbolístico. Porque si nos pusiéramos a detallar lo personal, Lionel arrasaría sin ninguna duda. Cero dopajes, cero suspensiones de la FIFA, cero litigios judiciales, cero iglesias con su nombre, cero pretensiones, cero escándalos. El mundo está a sus pies y parece que él no se entera. Un tipo sin ninguna ambición más allá de comerse la cancha en el siguiente partido. Un hombre que ha entendido que la humildad engrandece más que los titulares de prensa, razón por la cual esa leyenda aún sin horizonte permanecerá inmaculada.