Iker Casillas, simplemente leyenda



Glasgow, 2002. Quedan pocos minutos para terminar la final de la UEFA Champions League, en la que el Real Madrid le gana 2 a 1 al Bayer Leverkusen gracias a un gol de antología de Zinedine Zidane, quizá el mejor en la historia de las finales europeas. Pero el sorprendente equipo bávaro tiene metido en su campo al equipo blanco en busca del ansiado empate. Y llega la catástrofe para el madridismo: César, el portero titular de los blancos, se lesiona al salir a cortar un centro, y Vicente del Bosque tiene que echar mano de su suplente, que llevaba meses sin atajar: un delgado guardameta con cara de niño que había debutado siendo adolescente pero que aún no había dejado de ser una promesa, y que pocos días después cumpliría 21 años. Un tal Iker Casillas. Con cara de asustado, recibe las indicaciones del técnico. Entra corriendo al campo, y justo le toca embutirse en el arco que tiene detrás a los inmisericordes hinchas alemanes, quienes sin piedad reciben al imberbe con gritos y rechiflas. El joven hace caso omiso y comienza a alentar a sus compañeros. Pero rápidamente pasa de la palabra a la acción, y comienza a tejer la leyenda: Berbatov, Lucio, Basturk, Ballack…las mejores armas del equipo alemán disparaban sin piedad contra el arco sur del estadio, pero se encontraron con un muro implacable, que durante diez minutos se dedicó a mantener él sólo la ventaja de su equipo. Y después, la victoria, la euforia y los abrazos. Y a partir de ahí, la titularidad indiscutida en el arco del nueve veces campeón de Europa, mantenida sin dar el brazo a torcer a punta de atajadas.

Pero la fortuna no dejaría de sonreírle allí: un mes después, el también suplente de la selección española recibe la noticia de que Santiago Cañizares, la estrella del arco del F.C Valencia, no podrá asistir al Mundial de Corea y Japón por un accidente doméstico. Consecuencia: el peso del arco español caería sobre los hombros de Casillas. Resultado: el mismo de Glasgow. Iker fue una de las grandes figuras del equipo español que fue eliminado por culpa de un complot empeñado en que los coreanos llegaran lejos en “su” Mundial. Y desde ahí, Iker comenzó a monopolizar la portería ibérica.

A partir de entonces, comienza la cuenta. Ligas de España, Supercopas, Eurocopa, Mundial de Sudáfrica. Y desde el miércoles, la Copa del Rey. El palmarés de Iker es el más impresionante que puede llegar a tener un portero que no ha cumplido 30 años. Y lo más sorprendente es que esta costumbre de ganar no ha hecho mella en él, y cada título lo celebra como si fuera el único. Lo vimos la semana pasada en Mestalla, cuando el único español que puede decir que ha sido el primero en levantar la copa de Europa y la copa del Mundo lloró como un niño cuando el Real Madrid de sus amores (“Soy del Madrid hasta la muerte”, dijo en una entrevista cuando apenas tenía 15 años) ganó un trofeo que normalmente no ha considerado demasiado importante.


Pero la grandeza de Iker no se reduce sólo a sus atajadas. El natural de Móstoles también se destaca por su tremenda calidad humana. En la retina de todos quedó grabada también la escena después del partido en Escocia, cuando después de ser el héroe, y mientras recibía los abrazos de sus compañeros y la ovación del público, el joven arquero señalaba entre sollozos a su compañero César (que desde ese día y para siempre se convertiría en el suplente de Iker), como tratando de trasladarle a él el mérito. Y así, con el sucederse de los años han llegado más y más títulos, y el reconocimiento del mundo del fútbol a uno de los mejores arqueros de la historia. Pero él siempre se ha mantenido en su férrea humildad, que no ha sido obstáculo para ejercer un liderazgo notable. No en vano recibió la cinta de capitán de la selección con apenas 25 años, por encima de otro capo di tutti capi como Carles Puyol. Y en el Madrid, igual. Siempre líder, ahora capitán.

Ese es Iker Casillas, un hombre al que la fortuna y el fútbol le sonrieron, favores que él devolvió con creces. Ahora, a punto de llegar a la treintena, habrá que ver hasta dónde logra extenderse la leyenda. Lo que sí es seguro, y nunca mejor dicho, es lo que afirmó en su momento Paco Buyo, ex portero merengue: “Iker Casillas es la historia viva del Real Madrid”, y por qué no decirlo, del fútbol español. Y siempre con la humildad y el reconocimiento por el otro que sólo un caballero sabe tener.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Excelente como siempre. Me sigue pareciendo que las columnas están muy informativas, muy narrativas. Metele más opinion tuya, mas pique, mas controversia; eso es lo que vende, lo que mueve los sentimientos, lo que le gusta a la gente

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