El fútbol no es de ellos, el fútbol es nuestro


Apuestas, sobornos, partidos arreglados, árbitros vendidos, y otro sinnúmero de escándalos en el fútbol hacen parte importante de la agenda de los medios del mundo por estos días. Que éste le ganó a éste gracias al otro, que en el hotel del árbitro apareció un maletín sospechoso, que el arquero estaba comprado y por eso se dejó meter el gol, que los jugadores fueron “incentivados” por ciertas manos oscuras para perder el partido…en fin, los escándalos en el fútbol están a la orden del día y que son ciertos y están latentes, no lo niega nadie.

Ahora bien, señoras y señores, ese no es el fútbol. Muchos quieren desacreditar al deporte rey diciendo que el juego sucio impera y que las mafias reinan, que los partidos son una farsa y que todo es un montaje. Yo de ninguna manera quiero pretender ser un optimista ciego o un idealista sin remedio, y mucho menos quiero negar lo evidente: que muchas personas inescrupulosas y sin ningún tipo de moral han metido sus sucias manos en el deporte más bello y más limpio del mundo. Eso está claro y está demostrado. No, no quiero tapar el sol con un dedo. Lo que quiero decir es que aunque muchas personas quieran manchar y deshonrar este deporte por culpa de unos pocos que se han querido lucrar de él por medios muchísimo más que indecorosos, ESE no es el fútbol. El fútbol es mucho más que doscientos, mil, cinco millones de partidos arreglados. Porque los que poseen las maquinarias que se lucran suciamente del fútbol NO son los dueños del fútbol, no hacen el fútbol, y el fútbol no es suyo. El fútbol no es suyo. El fútbol es nuestro. Nuestro. DE NOSOTROS. De nosotros los que amamos este deporte de verdad, desde la infancia, y que mantenemos ese sentimiento intacto. Los que nos emocionamos cada vez que vemos correr una esférica, ya sea en las calles del barrio siendo pateada por los niños de la cuadra o en Old Trafford por los lores del deporte. Los que esperamos con ansia a que llegue el domingo para ver a nuestro equipo, sin importar la hora, ni la fecha, ni el rival, ni la posición en la tabla. El fútbol no es de aquellos que engrosan su billetera firmándole un cheque a un árbitro ladrón (Que son muy pocos. De todo corazón creo en la honestidad y el amor por el deporte de la gran mayoría de los árbitros del mundo). El fútbol es de aquellos que desde pequeños sueñan con jugar en los grandes estadios del mundo, los que sueñan con ser los goleadores y los ídolos del equipo de sus amores. Los que llevan impresos a fuego en su piel los colores del equipo al que siguen. Los que ríen, sufren, lloran y se abrazan con el desconocido en el café de la esquina cuando la pelota cruza la línea de gol. Los que prefieren verlo en la soledad de su hogar, pero se sienten acompañados por los millones de almas que comparten el mismo sentimiento. Los que olvidan todas sus penas cuando su selección marca un gol, sin importar si es en un amistoso o en la final del mundial. Los que a pesar de su escasísimo sueldo hacen hasta lo imposible para tener su boleta e ir al estadio a alentar. De ellos, de ellos es el fútbol. Por ellos y para ellos existe el fútbol. El fútbol es de ellos y de nadie más.

“El fútbol es el deporte más lindo y sano que existe en el mundo. Eso no le quepa la menor duda a nadie. Porque se equivoque uno no tiene que pagar el fútbol. La pelota no se mancha” dijo Diego Maradona el día que dejó el fútbol profesional. Y es esa frase la que resume toda esta columna. Porque por mucho que alguien compre un partido, nunca podrá comprar el fútbol. El sentimiento, el amor por el deporte de un hincha no tiene precio. El fútbol no es producto de los dólares ni de los euros. Como tampoco lo son las gambetas de Cristiano Ronaldo y de Messi, ni las atajadas prodigiosas de Buffon y Casillas, ni la gloria de Pelé y de Diego. Y menos las avalanchas, los coros y los gritos de un estadio a reventar. Parte del fútbol hoy es el negocio, pero lo repito una vez más, ESE NO ES EL FÚTBOL.

El fútbol es mucho más que eso. Porque arranca más sonrisas un gol bonito que un fajo de billetes. Y aunque suene idílico, esto no me lo puede negar nadie. Así que si usted es de los que aún quiere desprestigiar al fútbol por culpa de unos pocos criminales que se lucran de él deshonestamente, o si alguna vez le gustó este deporte y hoy quiere dejarlo porque ha dejado de creer en él, usted no sabe lo que es el fútbol. Y si quiere saberlo, no se remita al diccionario. Tampoco a los periódicos. Vaya al estadio, vaya al potrero, vaya al barrio. Vaya a la sonrisa del niño que marca un gol en la escuela, y a las lágrimas del viejo hincha que en el ocaso de su vida puede ver por primera vez a su equipo campeón. Ahí sabrá qué y de quién es verdaderamente el fútbol.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Bacano, muy bacano el articulo es verdad el futbol es una Verraquera o ¿quien no ha visto como celebra un papa o su propio papa el gol de un hijo?, o a quien no se le eriza la piel cuando sale su equipo querido a la cancha, cuando suena el himno Colombiano en el Atanasio, es mas cuando ve o hace una fantasía como un túnel un sombrero un ocho o una elegante parada de pecho…

Es verdad el futbol es nuestro y hay jugadores que por su amor a la casaca nos inspiran y después de verlos jugar no queda mas que aplaudir e inevitablemente te entran unas ganas raras de ir a jugarse un picadito, un buen picadito y si es reñido mejor y si llueve podes celebrarlo con el aviocito ja… ja… ja… que delicia, que delicia.

El futbol también tiene juego limpio como que no, si claro que lo tiene y se muestra como cuando un jugador ayuda a parar al contrario caído o cuando intercambian camisetas, algo mas caballeroso cuando un jugador consuela al desconsolado rival eliminado y se ve en un mundial también en el pony futbol donde las lagrimas salen fácilmente y toda una ilusión se termina con un doloroso pitazo.

De los niños es que hay que aprender el amor al futbol y del valor grande que tiene saber perder un buen partido dejando lo mejor en la cancha o el disfrutar ganarlo con la satisfacción que deja un buen trabajo.

Ademas hay que agradecerle a este gran deporte los gratos amigos que te deja junto con unos buenos recuerdos.

un Abrazo.
Unknown ha dicho que…
Muy interesante tu discurso, esa alegoria al futbol y a su verdadero fondo.
Espero que esto contagie a otros, para que esos que se equivocan, cambien y le den a su gente lo que efectivamente merecen.

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